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La huerta 'ecosocial' que alimenta a París 365

Acompañados por un grupo de voluntarios y voluntarias de Cruz Roja, las personas que cumplen condena en la cárcel de Pamplona tienen desde hace 14 años la opción de trabajar una huerta dentro del penitenciario.  Al final del turno se cocina una ensalada y el excedente se dona al París.

Cuenta José Fontecha, miembro de Cruz Roja, que los prejuicios que pueden tener las personas que se animan a hacer voluntariado en prisión desaparecen el primer día. Es lo que ha podido constatar en el año que lleva ayudando en el huerto ecosocial del penal de Pamplona. "Te llevas una sorpresa porque todo lo que encuentras es admiración y gratitud por parte de los internos".

Y es que en el huerto todas y todos, internos incluídos, son voluntarios. Éstos tienen la opción de salir de sus módulos un día por semana durante dos horas a un espacio verde de 800 metros cuadrados donde no sólo siembran, plantan y recogen productos para cocinar una ensalada, sino que el excedente va a parar a París 365. "Los internos lo saben, es algo que les encanta y les motiva". "Además, también hay un espacio de jardín que hay que cuidar", añade.

El proyecto de Cruz Roja, que empezó hace 14 años en la vieja cárcel de Pamplona, forma parte de la oferta de actividades voluntarias que tienen las personas que están cumpliendo condena. "Se lleva a cabo tres días a la semana, cada uno de ellos asignado a un módulo distinto del que salen 20 personas, a las que se les unen otras tres de Cruz Roja, más o menos", explica Fontecha.

La actividad, según dicen desde prisión, es la más solicitada de todas. Es, reflexiona Fontecha, "una especie de justicia restaurativa: he fallado a la sociedad y lo compenso ayudando a quien más lo necesita".

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